Las bambalinas del Foro

En el escenario de un teatro, las bambalinas sirven para muchas cosas. Las más cercanas al espectador, las situadas inmediatamente detrás del telón, reducen el espacio en el que se desarrolla la actividad escénica. Es como cuando se enfoca un objeto con una cámara antes de disparar. El espectador no puede distraerse, tiene que centrarse.

Otras bambalinas, casi siempre en forma de cortinajes o paneles, habitualmente negros o muy oscuros, sirven para ocultar cosas: parte de un decorado, o incluso el decorado entero, algunos actores y actrices se colocan allí esperando su turno, según el guion, para aparecer en escena, y también es por donde desaparecen después de haberlo dado todo ante su público. 

También hay otras personas que se esconden tras las bambalinas: personas muy importantes como las encargadas del maquillaje, vestuario o peluquería, que restauran a la actriz o al actor antes o después de hacer su trabajo, y otras también de gran responsabilidad, como el director de la obra, o el propio autor o autora del guion. Todas ellas quieren que todo salga bien y animan o felicitan a quien va a actuar o a quien ya lo ha hecho, de forma más o menos efusiva. 

Pero también, algo más escondidas, agazapadas entre cortinas y decorados, hay otras personas que desearían todo lo contrario. Las envidias, las trampas, las críticas inoportunas, se desatan ahí detrás, donde todo está oscuro y oculto. 

¿Ocurre lo mismo cuando hablamos de un espectáculo no profesional? De ninguna manera. Y eso es lo que nos ocurre en el Foro Ciudadano, que montamos unas funciones en las que las bambalinas tradicionales no existen. No hay nada que ocultar. Es verdad que nuestro presupuesto es exiguo, nuestra puesta en escena es sencilla, y por decorado acudimos a unas diapositivas y unos cuantos videos, e incluso nos atrevemos a recitar poemas, a adornarnos con algo de música, y cantes y bailes populares. Pero, aunque no necesitemos visillos ni colgaduras, algunas emociones medio escondidas se ponen de manifiesto, y desde algún rincón de los espacios de ensayo, o en el propio escenario, aparecen la ilusión, la osadía, la camaradería y la complicidad.  Nada que esconder, están ahí. 

Es probable que los espectáculos del Foro crezcan en dificultad y necesidades. Pero seguro que sus bambalinas seguirán siendo virtuales.